No es un tratamiento innovador pero la carboxiterapia tiene a su favor algo mucho más conveniente que la novedad: la eficiencia. Sus beneficios son espectaculares: mejora la calidad de la piel devolviéndole firmeza y luminosidad y dejándola mejor preparada para optimizar el resultado de otros tratamientos faciales. Y no sólo el rostro, ya que a nivel corporal también tiene efectos notables: ayuda a disolver la grasa y contribuye a reafirmar la piel. La doctora Gilene Duran, una enamorada de esta técnica nos descubre sus secretos.
